Javier Zárate jugó toda su vida en Árbol Verde. Llegó al Verdolaga con sólo 7 años y debutó en Primera diez años después. Era un pibe, pero con todas las condiciones para triunfar en el fútbol de la provincia y, por qué no, emigrar.
De hecho, tuvo la chance de jugar en Guaymallén de Mendoza, aconsejado por Víctor Cabello. Viajó y hasta jugó un amistoso. Sin embargo, cuando regresó a San Juan para llevar el pase, algo le hizo click en la cabeza y decidió frenar la operación. No quiso dejar su club, ese que lo vio nacer. Y se quedó.
Poco tiempo después, un poco cansado de jugar y debido a la necesidad de alimentar a sus dos hijos, decidió colgar los botines para trabajar en Veladero. Pero el destino le tenía preparada una mala jugada. En 2011, protagonizó un gravísimo accidente en moto que lo dejó parapléjico.
Fue duro, pero lejos de bajar los brazos siguió luchando. «Antes del choque, mi idea era seguir jugando al fútbol en el campeonato amateur. De hecho lo hice un tiempo y tuve la suerte de salir campeón con el gremio la UOCRA, fue muy lindo lo que viví en ese campeonato.
“El profesor Carlos Mercado me contó un día que el me quería llevar a Del Bono. Una vez que estaba trabajando en las minas Gualcamayo me sonó el celular y me llamaron de 9 de Julio. Les dije que ya no jugaba, que estaba trabajando en las minas. Y la verdad es que extraño mucho jugar porque es lo que más amo. El fútbol es mi pasión”, dijo en diálogo con La Excusa Deportiva.
Sin darse por vencido e intentando combinar su amor por la pelota y sus ganas de ayudar, creó la Escuela de Fútbol ‘Los Bichitos Verdes’ que actualmente cuenta con unos 80 chicos. “Ahí mi vida fue cambiando día día. También tengo un merendero y una olla popular donde tratamos de ayudar a muchos chicos y a la gente mayor del Barrio Valle Grande Rawson”, dice y recuerda que a principios de año tuvo que ser internado por una infección urinaria.
Cualquier persona que desee colaborar con el merendero, puede llamar al 2644 59-9160.
“Estuve 2 meses en terapia intensiva. Me sacaron un riñón. En el quirófano estuve 40 segundos muerto, los médicos le avisaron a mi madre que ya no había nada que hacer y acá estoy, feliz, disfrutando de mi familia, mis hijos y de mi señora”, concluyó.